
Checo Pérez, entre la baraja de pilotos a contratar por Cadillac
Las imágenes de los recientes ataques con drones en el municipio de Moris son prueba irrefutable de una verdad que el régimen centralista se niega a aceptar: el terrorismo ya está aquí. No se trata solo de la violencia del crimen organizado. Es una maquinaria de guerra que siembra el terror y el sufrimiento. Son tácticas propias de conflictos bélicos para doblegar comunidades enteras.
La presencia de drones cargados con explosivos no es un simple acto de violencia criminal, es una ofensiva deliberada para infundir miedo y someter a la población.
A estos actos atroces se suman los hallazgos macabros, indescriptibles: narcofosas repletas de cuerpos cercenados, mutilados, de quienes fueron torturados, cortados a pedazos y tirados a una fosa común. Lo encontrado en Jalisco es un auténtico campo de exterminio que revela la barbarie, que ya no puede ser minimizada. No estamos hablando de delincuencia común, estamos hablando de terroristas
Chihuahua ha sido una de las tierras que más ha sufrido el dolor de estos actos criminales. Aquí también brotan las fosas comunes, aquí también se siembran cuerpos. Aquí sabemos lo que es vivir bajo la amenaza de grupos desalmados que despojan, asesinan y buscan doblegar la voluntad de las familias. Cada pueblo, cada rancho, cada comunidad, cada ciudad, ha sido testigo del sufrimiento.
Es por ello que debemos ser el primer estado en dar el paso que el régimen centralista no se atreve a dar: declarar a estos grupos como lo que son, terroristas. Porque cuando los criminales utilizan tácticas de guerra contra la población civil, cuando destruyen, secuestran y aniquilan a su antojo, el término "delincuencia organizada" se queda corto.
En el Congreso del Estado ya hemos presentado una iniciativa para reformar el Código Penal y tipificar el terrorismo en Chihuahua. No podemos esperar a que el régimen reaccione, tarde como siempre, porque el enemigo ya está aquí, operando con impunidad, atacando con armamento de guerra y sometiendo comunidades enteras a su dominio.
Desde Chihuahua lanzamos un mensaje claro: no cederemos, no permitiremos que nuestra gente siga viviendo bajo el yugo del terror. Exigimos justicia, exigimos seguridad y exigimos que se actúe con la firmeza que la situación demanda.
No más complacencia con quienes han convertido nuestra tierra en un campo de batalla. Si ellos no quieren ver la realidad, nosotros sí la vemos y estamos dispuestos a actuar en consecuencia. Nuestro linaje, nuestra historia, nuestro ADN así nos lo demanda.
Nosotros no nos rendiremos. Nosotros no bajaremos la cabeza. Desde esta tierra de valientes, donde el orgullo y la dignidad son más fuertes que el miedo, alzamos la voz para decir: aquí no nos arrodillamos ante el terror. Aquí se lucha, aquí se defiende, aquí se vence.