
Se le escapa tiro a agente de la GN y mata a su compañero en Juárez
Desde tiempos ancestrales, los seres humanos hemos buscado formas de escapar de nuestra realidad o de comprenderla mejor, y hemos creado de todo, leyendas, cuentos, fábulas, novelas, obras de teatro, películas y series. Estas últimas han tenido un auge en años recientes gracias a los diversos servicios de streaming como Netflix, MAX o Amazon Prime.
Uno de los debates contemporáneos sobre la industria del entretenimiento ha sido cuál es el mejor medio para contar historias. Mientras que algunos alegan que la experiencia cinematográfica es incomparable, otros sostienen que la televisión permite contar historias de una manera mucho más detallada, algo que con una película de dos horas a veces parece difícil.
Respecto de este debate, yo no me encuentro en ninguna de las posturas. Considero que ambos son excelentes medios narrativos a su propio modo y con las herramientas que tienen a su alcance. Por supuesto que en ambos medios tengo historias favoritas, en el caso de las series televisivas algunas de mis favoritas son Breaking bad y Better call Saul. Muchas veces se ha planteado la pregunta de cuál es la mejor. Yo prefiero Better call Saul sobre Breaking bad y en el presente texto expondré los motivos de tal postura.
Breaking bad es una serie estrenada en 2008 que cuenta la historia de Walter White. Al inicio de la serie él es un profesor de química en Albuquerque, Nuevo México, quien es diagnosticado con cáncer de pulmón. Como no tiene dinero suficiente para su tratamiento ni para dejarle una buena herencia a su familia, decide tomar el camino del crimen: inmiscuirse en el negocio de las metanfetaminas. Para lograr esto, solicita la ayuda de su exalumno Jesse Pinkman, quien le enseñará del negocio, mientras que Walter se encargará de la producción de las drogas.
Durante toda la serie, se puede observar cómo Walter atraviesa el llamado “viaje del héroe”, una serie de etapas que un personaje tiene que atravesar para transformarse en alguien más o algo más, no obstante, en esta serie el viaje es realmente de villano. Este concepto, del autor Joseph Campbell, mitólogo reconocido, explica que un personaje que emprende el viaje llega al “final del camino” completamente transformado.
Walter empieza su recorrido como un hombre frustrado y resentido, pero sigue siendo un padre de familia con una esposa y dos hijos que ama y toda su vida ha trabajado para sostenerlos económicamente. No obstante, se pueden observar actitudes o acciones que nos hacen ver quién es en realidad. Por ejemplo, cuando agredió a un joven por burlarse de su hijo Walter Jr., dejar morir a Jane (la novia de Jessie) de una sobredosis, envenenar a Brock
(el hijo de otra pareja sentimental de Jessie) y asociarse con un grupo de neonazis para consolidar su imperio de drogas.
Cuando acaba la serie, Walter se ha hecho cabeza de un mega imperio de drogas, lo perdió, se vengó de sus enemigos, dejó dinero para cuidar a su familia, salvó a Jessie del grupo neonazi antes mencionado y, finalmente, muere por una bala perdida producto de un invento suyo, concluyendo su viaje del villano.
Cuando Breaking bad emitió su último episodio en 2013, muchas personas pensaron que eso sería lo último que se produciría relativo al universo Breaking bad. Afortunadamente este no fue el caso y en 2015 se estrenó Better call Saul. El protagonista de esta segunda serie es Jimmy McGill, o como lo conocimos en Breaking bad, Saul Goodman, el abogado que aparece en la tele y que defiende a criminales. Esta nueva serie es a la vez precuela y secuela de Breaking bad.
Al ser una precuela, Better call Saul tenía la titánica tarea de contar cómo James se convirtió en Saul y además, relatar una historia un poco distanciada de Breaking
bad para captar el interés del público.
Muchas veces sucede que las precuelas se ven arrinconadas a la hora de contar sus historias. Si el protagonista aparece en la serie o película original, se teme menos por su vida ya que se sabe que saldrá en la película posterior. De igual manera si se introducen personajes que no aparecen en la historia original, la audiencia no se preocupa con su desarrollo porque suponen que morirán o simplemente dejarán el lugar donde ocurre toda la acción.
Better call Saul logró sobreponerse fácilmente a estas dificultades y contar una de las mejores historias de la televisión moderna con un personaje tan atormentado como querido por los fans.
Esta nueva serie logró enseñarnos caras conocidas y rostros nuevos, de tal manera que este nuevo elenco ayuda a reintroducirnos a Albuquerque y además nos presenta nuevas relaciones personales que tendrán una suma importancia para el posterior desarrollo de la trama.
Al inicio de esta historia, James McGill es un abogado poco exitoso que lleva cualquier asunto con tal de pagar las cuentas. Así se hubiera mantenido durante el resto de su vida, si no fuera porque un día un plan suyo sale mal y termina siendo secuestrado por miembros de un cártel de drogas.
Como consecuencia, se da cuenta de que el mundo criminal y todo lo que éste implica le podrían traer mayor éxito y, en consecuencia, dinero. Es así como se empieza a involucrar con criminales para sacarle provecho, de una manera poco ética, a sus conocimientos de abogado.
Mientras más se inmiscuía en la ilegalidad, más se incrementaron sus conductas engañosas hasta el punto de posicionarlo como el abogado que todo criminal culpable deseaba para que lo defendiera.
Durante las 6 temporadas de la serie, la audiencia tuvo la oportunidad de ver cómo James fue transformándose. Eventos traumáticos como el suicidio de su hermano, el asesinato de su excompañero Howard y la separación de su esposa Kim lo fueron moldeando para convertirlo en Saul Goodman.
Paralelamente a los eventos previos a Breaking bad, la serie introduce otra línea narrativa, que son los acontecimientos posteriores a la primera serie. Con Walter muerto y con la DEA buscando a todos sus cómplices, Saul es prófugo de la justicia.
Si bien Saul, ahora llamado Gene, procura mantener un perfil bajo, eventualmente sus errores pasados regresan a atormentarlo y decide enfrentarlos. Vuelve a engañar a la gente con tal de ganar un poco de dinero. Todo va bien por un corto tiempo hasta que uno de sus planes hace que la justicia por fin lo capture, sea juzgado y al final reducido a prisión.
Con ambas líneas temporales concluidas, la última temporada de la serie cuenta una de las historias que más me han emocionado y angustiado en mucho tiempo. En la parte “precuela”, James por fin termina su transformación en Saul Goodman, un hombre sin escrúpulos asociado única y exclusivamente con delincuentes y productores de droga, de tal manera que ya es el Saul que conocemos en Breaking bad.
Por su lado, la parte “secuela” enseña cómo Jimmy, teniendo la oportunidad de usar sus engaños para conseguir una sentencia reducida, decide hacer lo correcto y aceptar la sentencia en su contra de 86 años de cárcel. Este final es agridulce, ya que aunque muestra el ascenso y caída de Saul Goodman, a la vez presenta su posterior redención.
En mi opinión, Better call Saul es mejor que Breaking bad por una sencilla razón: sus respectivos protagonistas. El desarrollo de estos personajes es simplemente muy distinto.
Walter White decidió usar de excusa su enfermedad para cometer todo tipo de delitos con tal de apoyar a su familia en el caso de que él falleciera. Incluso cuando se cura del cáncer, sigue en el mundo de las drogas porque ahora es parte de él. El señor White termina su serie como un monstruo temido y odiado por su familia. Todo lo que hizo para supuestamente proteger a sus seres queridos, en realidad lo hizo para su propio beneficio y por motivos egoístas como bien lo confesa al final de la serie.
James McGill, en cambio, era una persona con principios débiles que cayó víctima de sus imprudencias y errores. Jimmy jamás se convirtió en un monstruo e incluso en muchas ocasiones se vio arrepentido de todo lo que hizo. Sólo era una persona con defectos que se fueron agravando durante ambas series. Él quiso hacer las cosas de la manera correcta, pero la vida y sus erróneas decisiones no lo dejaron. Saul terminó su historia con una especie de redención al aceptar el fallo del juez que lo juzgó. En un gesto de nobleza superior, confesó todos sus delitos y participación en otros con tal de salvar a su exesposa Kim de enfrentar el mismo destino que él.
Cuando vemos una serie o una película, lo que buscamos son historias emotivas y que nos hagan abrazar el mundo que nos presentan. Una manera de lograr esto es a través de sus personajes: mientras más empatía sintamos por ellos, más nos interesa la serie o película.
A diferencia de Walter White, quien se convirtió en villano y desarrollé una apatía hacia él, considero que lo que pasa con James McGill en Better call Saul no es un viaje del villano, sino más bien una tragedia. Es decir, Jimmy no se convirtió en un villano, simplemente sus características negativas se agravaron cuando entró en negocios ilegales. Cuando acabé Better call Saul, terminé sintiendo una profunda tristeza y hasta lástima por Jimmy.
En mi opinión, Better call Saul cumplió de una mejor manera este cometido de hacer que la audiencia se comprometiera emocionalmente con el sufrimiento, felicidad, triunfos y derrotas de los personajes, y eso hace que el producto sea inolvidable, porque conecta directamente con nuestras ansiedades y esperanzas, porque nos recuerda que violar la ley siempre tiene destino de pesadilla.
Contrario a Mr. White, que descendió a los infiernos de la oscuridad humana por abrazar el mal, Goodman, al final de su historia, ascendió a la luz de la decencia, el perdón y la redención.