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CHIHUAHUA, Chih., 18 de marzo de 2025.- Chihuahua enfrenta una crisis hídrica sin precedentes. Llevamos años sufriendo una sequía brutal que amenaza la producción agrícola, el empleo y la economía de la región centro-sur del estado. Mientras tanto, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) decide invertir miles de millones de pesos en proyectos hídricos en zonas donde llueve abundantemente, dejando a Chihuahua fuera del Plan Nacional Hídrico.
No pedimos privilegios, exigimos justicia. Nuestro estado cuenta con una de las infraestructuras hídricas más grandes del país, no porque nos sobre el agua, sino porque aquí no llueve. Es inconcebible que el gobierno federal nos excluya de un plan que, en teoría, busca garantizar el acceso al agua en todo México. ¿Acaso la sequía del norte no cuenta?
Si este año no llueve, la crisis será fatal. Miles de productores y ganaderos dependen del agua para sobrevivir. La falta de apoyo de Conagua para tecnificación de riego, captación y almacenamiento de agua no solo es un golpe a Chihuahua, sino un atentado contra la seguridad alimentaria del país.
En Chihuahua no nos cruzamos de brazos. Desde el Gobierno del Estado se ha invertido en infraestructura para garantizar agua potable y saneamiento a nuestra gente. Durante la administración municipal de Maru Campos, se destinaron más de 70 millones de pesos para casi erradicar el rezago en agua y alcantarillado en la capital. Hoy, como gobernadora, ha encabezado la mayor inversión en agua de la historia del estado.
Pero mientras aquí hacemos lo que nos toca, el gobierno federal sigue ignorando nuestra realidad. El sur y sureste del país reciben grandes inversiones, mientras en Chihuahua solo nos ofrecen excusas. Nos dejan fuera de la tecnificación de riego, de proyectos de captación, de cualquier estrategia real para enfrentar la crisis.
Conagua debe entender que aquí no tenemos agua. No pueden seguir administrando el país con un enfoque centralista que solo favorece a unos cuantos. Chihuahua también es México y necesitamos soluciones, no indiferencia. Si el gobierno federal sigue dándonos la espalda, la crisis que hoy advertimos se convertirá en un desastre humanitario y económico del que después todos se lamentarán.