Muere niño atacado por un pitbull en colonia Cerro de la Cruz
Si eres padre o madre de familia, estoy seguro de que estás dispuesto a morir por tus propios hijos: prefieres sufrir tú y que no sufran ellos, morir tú y que ellos vivan. ¿Verdad que no me equivoco?
Pues bien, solamente quiero decirte hoy que es mucho más fácil morir en un acto de heroísmo, por salvar un hijo, que ir muriendo lentamente, día a día, minuto tras minuto, por ir formando en ese hijo, o por irte formando a ti mismo.
Ir dejando jirones de la vida, en las noches largas sin sueño, en las horas de trabajo agotador, en las tardes solitarias atendiendo las diarias obligaciones... eso no será llamativo, pero es más meritorio.
No derramar la sangre en tres minutos, sino ir dejando gota tras gota en cada acción que cumplimos, en cada victoria sobre nosotros mismos, en cada vencimiento de nuestro carácter o de nuestro temperamento, en la palabra que callamos o en la sonrisa que ofrecemos... eso es morir día a día, eso es ser héroe... desconocido, pero héroe.
El que oye o escucha y no lo pone en práctica, se parece a un hombre que se mira en el espejo, enseguida se va y se olvida de cómo es.
En el mundo como en la vida hay aves que cruzan pantanos, ríos, mares, a veces con aguas turbulentas, pantanosas y no se manchan, porque saben cómo volar y a donde dirigirse para no perder el rumbo.
Es tiempo de fortalecer valores, les sugiero a todas las autoridades de los tres niveles de gobierno que usen el sentido común para gobernar con capacidad, honestidad, humildad y trabajo organizado. El pueblo espera mucho y está sediento de confiar con objetivos y metas bien definidas para actuar sin improvisaciones.