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No se nos valora; protestan maestros por reformas laborales
“El que oprime al pobre afrenta a su Creador, pero el que tiene misericordia del necesitado lo honra”, así lo dice nuestra Sagrada Escritura en Proverbios 14:31 y quién es más necesitado hoy que las familias que buscan refugio, quienes lo han dejado todo por el sueño de seguir con vida, el sueño de que sus hijos puedan crecer sin tener que esquivar las balas cada día.
Hoy, el llanto de cientos de familias desplazadas en Guadalupe y Calvo resuena como un eco doloroso en las entrañas de nuestra querida Chihuahua. Hermanos nuestros, campesinos, mujeres, niños, ancianos, que han sido arrancados de su tierra por la violencia desmedida del narcoterrorismo, obligándolos a abandonar sus hogares, sus sueños y su historia.
Cada día que pasa sin una respuesta efectiva de las autoridades es un día más de sufrimiento. El abandono del régimen centralista, de la autoridad local, de quienes arribaron al poder prometiendo defender a Chihuahua, no solo es un acto de negligencia, sino una traición al deber moral de proteger a los ciudadanos. Han dado la espalda a los más vulnerables, ignorando el clamor desesperado de quienes hoy carecen de techo, sustento y esperanza. Chihuahua sangra y quienes deben dar respuesta guardan silencio.
Es un acto de injusticia imperdonable que quienes juraron protegernos permanezcan en silencio, cómplices por omisión, mientras el terror despoja a nuestros hermanos de todo lo que tienen. Pero no podemos quedarnos inmóviles ante tanta desolación. La historia juzgará severamente a quienes hoy permanecen indiferentes.
Como primer servidor de los Chihuahuenses, hoy les digo a las cientos de familias refugiadas, que no están solas, desde la Bancada Naranja vamos por la creación de un Corredor Humanitario que garantice el libre y seguro desplazamiento de estas familias, así como el suministro constante de alimentos, medicinas y refugio. Este corredor no solo será un camino, será un símbolo de solidaridad y un recordatorio de que Chihuahua no abandona a los suyos.
Asimismo, impulsaremos un Programa Emergente de Empleo Temporal para que estas familias puedan recuperar su vida, su dignidad y su fe en un mejor mañana. Porque el trabajo no solo da sustento, da propósito, esperanza y reconstruye el alma. No serán olvidados. Los Chihuahuenses de bien estamos con ustedes y lo estaremos hasta el final.
No podemos seguir viendo hacia otro lado. No podemos normalizar el exilio de nuestros propios paisanos. No podemos resignarnos a vivir en un estado de guerra perpetua. Chihuahua merece Chihuahua merece paz y justicia. Hoy es el momento de luchar por ella.
Ante la emergencia, ante la crisis humanitaria, un Chihuahuense jamás abandona a otro, este es el momento para tender la mano, de tener misericordia con quienes hoy más la necesitan.
Que Dios nos dé la fuerza y la voluntad para estar siempre del lado de quienes más lo necesitan, y que nuestra fe en un futuro mejor nunca se desvanezca.