
En investigación 93 funcionarios públicos por Auditoria Superior
La secta atribuye el éxito a su mesías tropical y no deja de repetir que la pobreza disminuyó. Cantan a los cuatro vientos y presumen, sin pudor, una falacia. Como elemento de prueba, usan instrumentos que miden desde parámetros que se encuentran en un texto legal y no en la realidad.
La Ley General de Desarrollo Social en su artículo 36, dice: “Los lineamientos y criterios técnicos que establezca el instituto para la identificación y medición de la pobreza son de aplicación obligatoria para las entidades y dependencias públicas que participen en la ejecución de los programas de desarrollo social”.
En 2024, el extinto CONEVAL nos dijo que había disminuido la pobreza. La población en situación de pobreza multidimensional pasó de 51.9 millones a 46.8 millones; medida en los términos oficiales, representa un gran logro. Sin embargo, la pobreza extrema pasó de 8.7 a 9.1 millones.
Hace unos días nos enteramos de que, en los pasados seis años, aumentó el ingreso un 16 por ciento, es decir, un aproximado del 2.7 por ciento por año. También se indicó que disminuyó la desigualdad en los ingresos, lo que, de entrada, no está mal. Eso sí, nada se dijo de que las fortunas de las grandes oligarquías se dispararon de manera increíble, en relación con las dificultades de crecimiento que tiene el país.
A lo anterior:
Primero. Toda vez que el incremento en los salarios mínimos solo benefició a una pequeña parte de la población. Es evidente que el aumento del ingreso es producto de las transferencias económicas que conocemos como remesas y de aquellas que entrega el Estado, y que, en no pocas ocasiones, se traducen en presiones de carácter electoral.
Segundo. La última encuesta de ingreso-gasto señala que 6 de cada 10 mexicanos reciben atención médica en establecimientos privados y farmacias.
López Obrador prometió un sistema de salud mejor que el de Dinamarca. Siete años después, el sector vive una tremenda crisis y se debate entre la falta de medicinas y la de instalaciones.
Tercero. Durante el gobierno anterior fallecieron en el país más de 600 mil personas cuya muerte era evitable. La cifra se compone de los homicidios y las muertes por COVID que fueron producto de la negligencia del gobierno. Es claro que las ocurrencias demenciales han costado cientos de miles de vidas.
Cuarto. En calidad y en matrícula hay un desplome del sector educativo. Tenemos menos niños y jóvenes en la escuela y, por culpa del gobierno, el servicio que reciben los que asisten es de mala calidad.
Preguntas. ¿Se puede hablar de disminución de la pobreza cuando no hay garantía de salud y educación? ¿Es sostenible la transferencia de recursos? ¿En un clima de inseguridad se puede hablar de bienestar? ¿La falta de crecimiento limitará el empleo y, por ende, la autonomía de los individuos de las remesas y las transferencias gubernamentales?