
Los Polos de Desarrollo de Economía Circular, una oportunidad para México
¡México dejó de ser un país de tanto joven sin que nos diéramos cuenta! Hoy, la mitad de la población ya es mayor de 30 años y la carreola que ves en el centro comercial de una gran ciudad es cada vez más probable que lleve un perrito que un bebe y eso traerá consecuencias económicas importantes, de las que hablé con el Dr. Julio Santaella, quien presidió el Inegi y es Asesor de la Junta de Gobierno del Banco de México.
Ese “bono demográfico” del que presumíamos —tener muchísimos jóvenes y poquitos niños y viejitos— está dando su último suspiro me dijo Santaella. La fábrica de mexicanos se detuvo: la mujer promedio pasa de tener 2.07 hijos en 2018 a sólo 1.6 en 2023, muy por debajo de la tasa de reemplazo, que es la tasa donde los bebés alcanzan a reemplazar el número de personas que fallecen. Hay muchas regiones y países donde ya se crece más por inmigrantes que por nacimientos. El juego cambió.
¿Por qué tan pocos nacimientos? Una pista está en la mesa de al lado: cinco amigas y amigos, veinteañeros, cada una atento a su celular. El teléfono inteligente reparte dopamina con cada notificación y compite con la vida en pareja, cómo ha señalado la Dra. Alice Evans en el Podcast Interesting Times del New York Times. Menos bodas, más divorcios y, sobre todo, más hogares de una sola persona, que se triplicaron, pasaron de ser menos del 5% en 1990 a 14% en 2023. La soledad se vuelve cómoda cuando el streaming, la comida a domicilio y el gato del departamento llenan el hueco.
Los “perrijos” y “gatijos” cuestan menos que un hijo humano y dan cariños con entrega inmediata; negocio redondo para croquetas gourmet, veterinarias y hasta spas caninos.
Mientras tanto, las fábricas se preguntan con quién van a producir. Una respuesta llega en forma de acero, por ejemplo en Amazon, están cerca de tener el mismo número de robots que de trabajadores humanos y los humanos que quedan han más que duplicado su salario en promedio al hacer menos tareas repetitivas y más supervisión de robots. Como resultado, el número de envíos que la compañía procesa por empleado se disparó de unos 175 en 2015 a casi 3,870 en 2024.
Menos jóvenes demandando empleo también empujaron un aumento de salarios, esto quiere decir que ante la escasez de mano de obra están aumentando los salarios, buenas noticias para el bolsillo, pero malas si la productividad no se acelera con capacitación y formalización porque entonces la tentación de sustituir esas personas por robots será enorme.
Con menos chavos entrando al mercado laboral, la economía ya siente calambres. Ahora miremos la factura que viene: adultos mayores con enfermedades crónicas, argumenta el Dr. Santaella. El IMSS gasta 106 millones de pesos al día solo en diabetes. Entre hipertensión, insuficiencia renal y tratamientos oncológicos, el sistema de salud se llena justo cuando los contribuyentes en edad productiva empiezan a escasear. Lo que no pagamos en cunas lo pagaremos con falta de médicos y pensiones.
No obstante, leí recientemente un artículo de Goldman Sachs que argumenta que la vida laboral ha aumentado 4 años desde el año 2000 en los países desarrollados, pasando cada persona de trabajar durante 34 años a trabajar 38 años en la actualidad, además, un estudio del Fondo Monetario Internacional argumenta que en 2022, las capacidades cognitivas de un adulto de 70 años son equivalentes a las de un adulto de 53 años en 2000, es decir, estamos más capacitados para trabajar por más tiempo que antes.
De acuerdo con el artículo de Goldman Sachs, con esto, la tasa de reemplazo ya no es de 2.1 hijos por mujer, si la longevidad global sigue subiendo 0.25 años por año, la tasa de reemplazo se reduce a 1.6 o 1.7 hijos por mujer para mantener la fuerza laboral.
Si vivimos más años y trabajamos más años, necesitamos menos hijos para mantener al mismo nivel la fuerza laboral.
Por otro lado, aparece un excelente factor: las mujeres. Solo 45 de cada 100 mayores de quince años están en la fuerza laboral, frente a 75 hombres. Si la mitad femenina subiera apenas diez puntitos, México sumaría millones de brazos formales sin traer un solo recién nacido a la Tierra. Además, las chavas estudian ya lo mismo que los varones y dominan cada vez más los trabajos digitales comentó el Dr. Santaella; es el refuerzo natural para la plantilla que se nos encoge.
Si combinamos automatización donde falten manos, abrimos la puerta del empleo formal a millones de mujeres y aceptamos que “setenta es el nuevo cincuenta y tres”, México puede envejecer con cartera más gorda y hospitales menos saturados. Cada peso que destinemos hoy a robots, capacitación y equidad de género evitará que mañana la factura de pensiones y enfermedades crónicas nos deje sin aliento.