
Que CNTE decida si quiere diálogo este miércoles con Segob: Sheinbaum
Dice que ahora la familia magisterial es “conservadora”.
Que marchar, exigir, bloquear, desobedecer… es de “reaccionarios”.
Que luchar por derechos ya no cabe en los planes de la patria.
Que ser rebelde es traición,
si no te alineas al nuevo orden.
Y mientras tanto, los que fueron verdugos,
los que firmaron reformas neoliberales con sangre obrera,
los que llenaron cárceles de normalistas,
los que privatizaron, reprimieron, desaparecieron…
ahora visten de guinda.
Y ya no son traidores,
ahora son “transformados”.
Ya no son de derecha —aunque lo sean por dentro—
porque el manto sagrado de AMLO y Claudia los arropa,
los purifica, los reinventa.
Y se les perdonan las guerras,
las balas,
las traiciones.
Pero los de abajo no olvidamos.
No olvidamos a los caídos en Nochixtlán.
No olvidamos Ayotzinapa.
No olvidamos a los maestros que enfrentaron gas y cárcel mientras los de arriba pactaban reformas.
No olvidamos a los “chapulines”
que brincaron al poder guinda solo para mantener lo mismo:
el desprecio disfrazado,
la mentira maquillada de esperanza,
el poder escondido bajo palabras bonitas.
Y nos piden fe ciega,
nos piden silencio,
nos piden que aplaudamos a los que ayer nos golpearon.
Pero no.
Nosotros no tenemos partido,
tenemos memoria.
No tenemos dueño,
tenemos dignidad.
Y aunque cambien los colores,
aunque pinten el palacio de otro tono,
nosotros seguimos de este lado:
del lado de la calle,
de la palabra,
de la lucha,
del abajo que no se vende ni se arrodilla.
Porque la verdadera transformación no se decreta,
se construye abajo,
a contracorriente,
con dignidad, rebeldía, y sin pedir permiso.
Maestros por un Mejor Chihuahua