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No se nos valora; protestan maestros por reformas laborales
El gobierno federal anunció la semana pasada el avance a nivel nacional del Programa Nacional de Vivienda, que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, y que para buenas noticias de Chihuahua, hay avances en lo local.
La ciudad de Chihuahua pasa por una crisis de planeación ligado a una infraestructura mobiliaria qué se ha agudizado durante los últimos 20 años, mínimo.
Lamentablemente para Chihuahua y los chihuahuenses, esta problemática se encuentra arraigada en viejas estructuras de poder económico, desde los inicios de la región y la entidad, un puñado de familias surgidas de caciquismo colonial, que hoy operan como entes económicos y políticos, con nexos muy estrechos en la industria de la construcción.
Actualmente estos grupúsculos tienen mucho peso político al interior de la administración municipal, y no es cosa nueva, el crecimiento de la mancha urbana se ha realidazo bajo el amparo y permisos de los dueños de las desarrolladoras de vivienda, muchos de ellos, también dueños de empresas de material de construcción, y de pilón, financiadores de campañas políticas.
En la mentalidad del capital, la inversión menor debe dejar las mayores ganancias, sin embargo la vivienda no es solo un artículo o un producto de lucro, la vivienda es uno de los principales derechos que tenemos como ciudadanos, no solo en México, es un derecho humano.
La realidad en Chihuahua nos explotan en la cara, cuando vemos la gran cantidad de problemas sociales que ha traído este lucro de unos pocos, contra los derechos de miles de familias chihuahuenses, se trata de carencias en servicios básicos y derechos fundamentales, que han incrementado la brecha de desigualdad en nuestra sociedad local, y lo peor, sigue constante.
Es obvio que estos intereses privados se pondrán a las nuevas políticas públicas que impulsa la Cuarta Transformación en materia de vivienda, porque a ellos no les interesa el bienestar social de las personas, sino las ganancias qué obtienen al construir colonias y fraccionamientos con materiales de baja calidad, carentes de servicios públicos, sin áreas verdes ni espacios dignos, viviendas que asinan a miles de personas a la par que los créditos son inaccesibles o para una o un trabajador de salario mínimo, casi impagables.
No se diga de los fraudes y corruptelas que hicieron los gobiernos del neoliberalismo al amparo del poder con el patrimonio de los mexicanos, se trata de operaciones entramadas alrededor de las viviendas y que ahora intentan silenciar y desviar la atención con discursos en contra del programa nacional de vivienda de la Cuarta Transformación.