
Muere hombre al estallarle llanta de maquinaria pesada
Es evidente el cambio de estrategia en materia de seguridad: se acabó aquello de “abrazos y no balazos”. Frase que es síntesis de la irresponsable actitud del gobierno anterior para enfrentar la inseguridad que hemos padecido desde hace varias décadas. Para no pocos, la “frasecita” sonó a oferta política y mensaje de paz a los delincuentes. El primer gobierno de Morena terminó con el mayor número de homicidios en la historia del país.
El secretario de seguridad tiene indudable experiencia y evidente lealtad a la jefa del Estado mexicano. Sin embargo, enfrenta una realidad que se expresa en lo siguiente:
Primero.– Recibió pésimos números. Una buena parte del territorio se encuentra bajo el dominio del crimen. López Obrador no corrigió errores. Sin la mínima experiencia, dispuso un cambio de rumbo y desde las “mañaneras” ordenó todo tipo de disparates, entre ellos, no combatir al crimen.
Segundo.– Conduce una secretaría sin efectivos, que sin la ayuda de otras dependencias no tiene la posibilidad de realizar operativos. La voluble política de Obrador desapareció la policía civil y aprovechó al Ejército para crear lo que llamó Guardia Nacional. El gobierno del tabasqueño demandaba presupuesto para sus obras faraónicas y en las plazas de los policías civiles encontró una “minita”.
Tercero.– Muchos de los gobernadores no intervienen de manera efectiva en la lucha contra los criminales. El “mantra” de los abrazos se repite y aplica, en particular en las administraciones locales que provienen del “lopezobradorismo”. El motín en el penal de Tuxpan, el ataque en Queréndaro y la ejecución de un fiscal en Tamaulipas son ejemplos de la inacción que se practica en las entidades.
Durante el pasado sexenio se desincentivó la colaboración entre los órdenes de gobierno. Se utilizó la seguridad con fines electorales y se llenó de prejuicios el ambiente. Insisto: no hubo señales de interés efectivo por combatir al crimen y menos de hacerlo en equipo con los estados. Para agravar la situación, se retiró presupuesto a municipios y estados, y con ello se menguó su capacidad de enfrentar a los criminales.
Cuarto.- Hay fuertes presiones internacionales y la inseguridad es un arma que utilizan políticos extranjeros contra México. Sin embargo, la verdadera paz se construye con programas y acciones que necesitan de la coordinación, persistencia y tiempo.
La seguridad volverá con instituciones robustas y con una sociedad participativa y solidaria. Esto no se logra de un día para otro y menos bajo la presión de dar resultados inmediatos y espectaculares a la opinión pública y a los intereses internacionales. Una cosa es detener personajes, otra es mantenerlos en la cárcel y una muy distinta es lograr la paz.
El acertijo debe resolverse. La respuesta, no hay de otra, pasa por el deslinde con las actitudes del pasado. Entre ellas, el “austericidio” que tiene a pan y agua los fondos de la seguridad.