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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de diciembre de 2024.- A 30 años de que el Volcán Popocatépetl inició actividad eruptiva (21 diciembre de 1994), múltiples son los aprendizajes y retos que enfrenta su monitoreo, desde conocer mejor cómo funciona su estructura magmática, hasta reconocer la necesidad de implementar nuevas tecnologías para detectar los precursores de explosiones y emisiones.
En su más reciente reporte, de este viernes, de las últimas 24 horas, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) registró en el volcán 13 exhalaciones, mil 414 minutos de tremor y un sismo volcanotectónico.
Los investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM Ana Lillian Martin del Pozzo, Carlos Valdés González y Claus Siebe, quienes han estudiado a Don Goyo desde antes de su erupción hasta la fecha, explicaron que el conocimiento científico ha permitido reaccionar cada vez mejor y trascender administraciones gubernamentales, todo en beneficio de los pobladores de la zona aledaña.
Martin del Pozzo, añadió un comunicado de la UNAM, recordó que la erupción del Chichón, en Chiapas, en 1982, le hizo pensar que era urgente elaborar mapas de peligros cerca de estos colosos, por lo que junto con su equipo elaboraron uno para el de Colima. Posteriormente iniciaron los trabajos en el Popocatépetl.
Con apoyo de estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Facultad de Ingeniería de la UNAM también revisaron la sismicidad, los manantiales y la deformación para saber el estado del volcán. De hecho, en octubre de 1994 “realizamos un monitoreo de la sismicidad y vimos que los parámetros habían bajado, pero el 21 de diciembre empezó la erupción.
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